Bajo este título se abrió una exposición en
Diarbekir, con el objeto de enmarcar los actos relativos a la conmemoración del
centésimo aniversario del genocidio armenio que tendrán lugar en todo el mundo.
La exhibición constituye un gran avance
considerando que tuvo lugar en el
antiguo territorio armenio, hoy Turquía, donde vivían cientos de miles de
armenios a comienzos del siglo XX.
Con su realización se pretendía
"repatriar" simbólicamente a 99 sobrevivientes del genocidio de
armenios, justamente en la conmemoración del 99º aniversario.
La Asociación para la
Investigación y Archivo de la Memoria Armenia
(ARAM), con sede en Marsella, fue la encargada de organizar la exposición
fotográfica sobre el genocidio y el exilio.
La existencia misma de esta exposición
indica que las estructuras armenias de la Diáspora (o de la propia Armenia) pueden llevar la voz de los armenios a
Turquía. Organizar este tipo de eventos muestra que más allá de la historia y de
la conmemoración, hoy es posible revivir la identidad armenia en el mismo lugar
donde estaba arraigada. Puede verse como el comienzo de un retorno al «ierguir»,
al terruño a través de la cultura, el turismo, u otras manifestaciones.
La exposición
Se basa en una selección de 99 fotos de
refugiados armenios sobrevivientes del genocidio de 1915, que ingresaron a
Marsella entre 1922 y 1926.
Estas fotos fueron tomadas de certificados
de bautismo dados por la
Iglesia Armenia de Marsella, escritos en francés, que eran
utilizados como certificados provisionales de nacimiento e identificación por
la administración francesa.
Las fotos provienen de los registros de la Iglesia Armenia de
Marsella, conservados por la Asociación para la Investigación y
Archivo de la Memoria
Armenia. Existen doce registros con un total de 1.000
tarjetas.
Cada tarjeta lleva la siguiente información:
nombre, nombre del padre, nombre de soltera de la madre, el lugar (ciudad,
pueblo, aldea) y fecha de nacimiento, nombre del sacerdote que realizó el
bautismo, el nombre del padrino, y la fecha del acto.
Alrededor de doscientas fotos llevan en su
reverso nombre y apellido, fecha y lugar de nacimiento de la persona en alguna
región de Anatolia o en otras partes de la Turquía otomana. Hay apátridas, refugiados,
extranjeros y ciudadanos.
El éxodo de los refugiados armenios no
sucedió en el momento cumbre de las masacres sino un poco más tarde, cuando el
pueblo armenio se dio cuenta de que no había manera de seguir viviendo en esa
tierra de verdugos. Esta es la razón de la migración masiva de los armenios de
Turquía a Francia en 1922.
En primer lugar, después del armisticio de 1918, los armenios
eran considerados apátridas hasta que la Oficina para los Refugiados de la Liga de Naciones, les
concedió el carácter de «refugiados» a través del «pasaporte Nansen» en 1922.
Luego fueron redirigidos hacia países
europeos que necesitaban mano de obra y que habían desarrollado algunos lazos
con esa comunidad en particular.
Francia había sufrido considerables pérdidas
humanas durante la
Primera Guerra Mundial, y parecía un lugar obvio para
absorber parte de esa diáspora. A menudo se ha observado que la presencia
francesa en Siria o el Líbano, sitios de exilio para muchos armenios, hizo de
Francia un espacio más cercano y más abierta a la población en dificultades.
Por lo tanto, los armenios llegaron
masivamente a Francia y allí encontraron
trabajo para comenzar de nuevo. Marsella les dio la bienvenida con grandes oportunidades de trabajo. Los armenios
encontraron empleo en los muelles y en todo tipo de industrias prósperas tales
como refinerías de azúcar, fábricas de aceite o jabón.
Tan pronto como llegaban a la costa en el
puerto de Marsella, se reunían en campos
de refugiados, el mayor de los cuales, el Camp Oddo, tuvo 5.000 residentes entre 1922 a 1927. Mientras tanto,
comenzaron a instalarse en barrios obreros de ciudades francesas, cerca de las fábricas. Pronto iban a pasar a
suburbios parecidos a sus lugares de procedencia, para construir su nueva
patria.
En las ciudades francesas de Marsella,
Valence, Lyon y París, muchos barrios personifican esa conquista y el esfuerzos
por echar nuevas raíces de manera pacífica. Junto a las casas, construyeron
iglesias y escuelas armenias. Durante ese período, la diáspora se estructuró y
logró tanto integrarse a la República Francesa como permanecer fiel a su
lengua, su cultura y su historia.
Los armenios fortalecieron su presencia,
desarrollaron su espíritu empresarial y de una generación a la siguiente, se
convirtieron en ciudadanos de pleno derecho,
con participación en la vida económica y democrática, sosteniendo en
alto el respeto a las instituciones de las que muchos fueron parte activa.
Las fotografías
Estas muestras de identidad dicen lo
indecible de la historia única de cada refugiado. No son retratos artísticos,
sino fotografías congeladas en el tiempo y en el espacio, en un momento en el
destino de los exiliados, que nos permiten recuperar un fragmento de la
identidad perdida.
Cada fotografía tiene adjuntado el
certificado de nacimiento y bautismo entregada por la Iglesia Armenia de
Marsella. A los ojos de la administración francesa esta era una prueba
suficiente para dar fe de la identidad de los refugiados armenios, lejos de su
lugar de nacimiento.
Esta fe de bautismo "certificada por
una autoridad armenia" daba al
refugiado una identidad oficial. Para los que no tenían un pasaporte Nansen o
un pasaporte de la República
de Turquía por entonces recién creada, o que solo tenían los papeles de la ex
autoridad otomana escritos en osmanlí (turco otomano), estos certificados
habilitaban a las autoridades francesas a establecer su identidad oficial a fin
de otorgarles el permiso de residencia
en virtud de ser apátridas, como extranjeros nacidos en Turquía.
Para un refugiado o deportado, la obtención
de un documento de identidad es un paso crucial, junto a su viaje al exilio.
Con el documento, se puede buscar trabajo y ganarse la vida, comenzar a dar
algún sentido a su vida y reconstruirse como persona.
En esta exposición, se exhibieron 99 rostros
de los sobrevivientes del milagro que, hace 99 años, pasaron por pruebas duras,
inhumanas y horripilantes. Fueron arrancados de sus seres queridos y de su
patria, con miedo, hambre, sed y la muerte infligida a diario. Estos
sobrevivientes lucharon con todas sus fuerzas para reconstruir sus vidas con
dignidad.
Ser capaz de pronunciar el propio nombre en
voz alta a un funcionario o empleador es una prueba clara de que uno está
realmente vivo, y que nació físicamente en algún lugar lejos de Francia, en
otro lugar. Esa otra parte era -por supuesto- su patria, Anatolia, Armenia
Occidental, la tierra donde empezaron todos esos hechos. Esta exposición trae
de vuelta a su lugar de origen los retratos de una generación de armenios que,
durante toda su vida en Francia, nunca dejaron de pensar en la tierra de su
juventud.
La lista
Las 99 fotos que componen la muestra
corresponden a personas, cuyos descendientes -tal vez- se encuentren
actualmente en la
Argentina. Transcribimos sus nombres porque pensamos que es
documentación relevante a la hora de reconstruir la propia historia familiar.
Son ellos: Minasian, Aravni; Dakesian, Vartuhí; Muradian, Mardirós; Beylerian,
Abraham; Yerevanian, Bedrós; Moskofian, Dudu; Keysehian, Artín; Djirdjirian,
Baizar; Gulian, Mariam; Kurkdjian, Hmaiag; Diradurian, Garabed; Morsesian,
Victoria; Dagian, Baizar; Kuruyian, Daron; Dagian, Sultán; Nalbandian, Hovsep;
Tosunian, Lusaper; Parsighian, Turfanda; Nahabedian, Nchán; Yardjanian, Peruz;
Balian, Nazareth; Manabedian, Priladjun; Djanoian, Rebeca; Dagian, Zabel;
Yeghiazarian, Garabed; Galobian, Onnig; Papazian, Vahram; Shahinian, Karekín;
Darakipian, Nevrik; Ohanian, Haig; Arzumanian, Mariam; Balakian, Krikoris;
Kalustian, Iervant; Miaserian, Makruhí; Tufenkdjian, Arshag; Hovaguimian,
Khugas; Hairabedian, Artín; Voskeritshian, Nishán; Der Boghosian, Varaztad;
Arzumanian, Dikrán; Kazaian, Mariam; Manabedian, Aristagues; Toghigian, Alice;
Derderian, Arsén; Stepanian, Mathilde; Donigian, Garabed; Der Torosian, Zaruhí;
Aghadjanian, Haiganush; Mirhranian, Kalust; Kazarian, Hagop; Karayan,
Meguerdich; Ardinian, Movsés; Ganatshian, Ibrakie; Bedikian, Nazelí; Hatshaian,
Minás; Yeremian, Pesadur, Djirdjirian, Sarkís; Minasian, Garabed,
Hadjikhatsherian, Sultán.
"Sardarabad", 13 de agosto de 2014
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