Hamlet Petrossián
Traducción de Armando Fernández
El jefe de la Misión Arqueológica de Tigranakert
y profesor de la Universidad Estatal de Ereván, Hamlet Petrossian, hizo la
presentación de su trabajo el lunes 29 de octubre. Esta es la reseña de su exposición.
La ciudad helenística
de Tigranakert se sitúa en la república de
Nagorno [Alto] Karabagh, no reconocida internacionalmente, que proclamó su independencia a comienzos de la década de 1990, al principio de la guerra armeno-azerí.
El descubrimiento de
Tigranakert es el mayor éxito entre los compromisos adquiridos con la herencia
cultural Armenia en el aspecto de incluir este legado dentro del proceso
cultural actual.
Antes de la
investigación arqueológica sólo existían leyendas sobre la ciudad. La
iniciativa para hallarla fue cívica, para demostrar, tanto a los armenios como
a los círculos científicos y políticos, que el “cursus historicus” sostenido
por Azerbaiyán de que los armenios se establecieron en Karabagh en el siglo
XIX es un engaño con motivaciones
políticas que ignora su presencia en Karabagh y los
territorios vecinos durante los últimos dos mil años, atestiguados por historiadores griegos
y romanos (Estrabón, Plinio el Viejo, Plutarco, Tolomeo, Dion
Casio), armenios, árabes, persas,
georgianos, así como las miles de inscripciones en lengua armenia datadas entre
los siglos VII y XVIII.
El primer paso de la
investigación consistió en la recopilación de todos los datos
bibliográficos sobre la localización del
sitio. La comparación de éstos con las leyendas del folclore local y los testimonios de viajeros hicieron posible
concluir que Tigranakert se situaba en los márgenes o las cercanías de las montañas de Karabagh próximas a las planicies, en la ruta desde Armenia hasta el antiguo reino georgiano de Iberia, a
orillas del actual río Jachenaget.
En 2005 y basado en
las investigaciones citadas, se efectuó un trabajo de búsqueda sobre el
terreno. La misión examinó un radio de 10 kms. en la zona donde el Jachenaget
se interna en la planicie. Durante ésta se localizó un asentamiento antiguo en la
ladera de la montaña de Vankasar.
Allí se hallaron
vestigios de los basamentos de muros de fortificación de unos 200 ms.de
longitud excavados en la roca, así como muchos fragmentos de cerámica
helenística. Esta datación fue motivo
suficiente para efectuar una excavación
sistemática, como resultado de la cual, entre los años 2006-2012 se
sacaron a la luz aproximadamente 60 hectáreas de una ciudad: un yacimiento
helenístico fortificado con fundación excavada en la roca y murallas con
anclajes en forma de cola de golondrina, la basílica de nave única del área
central, una necrópolis cristiana primitiva, una necrópolis helenística y un
barrio del mismo periodo, un complejo cultual cristiano de tipo rupestre y un
canal escavado en la roca.
Estamos intentando
preservar la visión de la zona monumental sin alterar el entorno natural. Para
ello hemos evitado la instalación de cualquier elemento moderno en todo el
yacimiento.
El siguiente paso de
esta iniciativa cultural consiste en la divulgación. Nos hemos esforzado por realizar no menos de una docena de exposiciones en Karabaj y Armenia, así
como otra en Suiza. Hemos publicado materiales en ruso, francés, inglés y
castellano, esperamos poder hacerlo también próximamente en italiano. Hemos
creado una página web, cuenta en Facebook, hemos hecho varias docenas de entrevistas en la
radio y la televisón, siete documentales, organizamos actos culturales, y como
culminación, la inauguración del museo arqueológico de Tigranakert en las
inmediaciones del yacimiento.
El resultado ha sido,
que hoy en día Tigranakert es bien conocido por el público en general y el
monumento más visitado de Karabagh. En dos años, el museo tuvo 45.000
visitantes; si lo comparamos con el Museo de Historia de Armenia, éste recibe
unas 40.000 visitas anuales.
A pesar de que
Nagorno Karabagh no ha sido reconocido internacionalmente y de que numerosos
gobiernos no aconsejan a sus ciudadanos la visita a la zona, alrededor de 8.500
visitantes son armenios de la diáspora mientras que 4.500 no son armenios, y
provienen principalmente de Suiza, EE. UU., Canadá y Francia. Desgraciadamente,
Italia ocupa una posición muy modesta en esta lista con sólo 150 visitantes.
Tigranakert no sólo
facilita la divulgación de la herencia cultural de Nagorno Karabagh, sino que
también afianza el orgullo de la población local, conectando además con el entorno y
convirtiéndose en el verdadero corazón de los habitantes de la región.
El examen de las
respuestas azeríes es llamativo. Las podríamos calificar como carentes de seriedad, por negligencia en la aceptación e
interpretación de los datos.
Primero la
eficacia: en 2006, tras las
excavaciones, los medios de comunicación azeríes y sus páginas web se
refirieron a ellas. Pero todavía hoy se evita hablar sobre el tema, tanto de la financiación, como de la
duración y del objetivo de los trabajos.
Se evita también la divulgación de imágenes que muestren el yacimiento en su
conjunto. Al día de hoy, esa imagen no está disponible en esos sitios;
no hay ninguna fotografía de las murallas de la fortaleza, a pesar de la popularidad
de que gozan en Internet.
Al principio se
trataba sólo de bromas despreciativas. Después intentaron ser serios y hallar una intención política en nuestro compromiso. La Academia azerí
relegó Tigranakert, con una resolución especial, a la página web de la
Seguridad Nacional Azerbaiyana.
En la actualidad, los
resultados de las excavaciones aparecen en muchas páginas web con docenas de
comentarios en medio de cientos de imágenes y fotografías explicativas.
Es muy difícil para cualquier investigador azerí venir aquí, porque aquí no hay ciudad alguna.
Es imposible afirmar que no se trata de una ciudad antigua; además, afirman en
sus artículos que Tigranakert existe, pero que no se trata de un asentamiento
armenio y la sitúan en un lugar distinto, etc. Aceptan que los arqueólogos
armenios han descubierto una ciudad fundada durante el reinado de Tigrán el
Grande, pero rechazan que se trate de Tigranakert.
Nuestros rivales
azerbaiyanos mencionan con frecuencia que investigadores y científicos
extranjeros no colaboran con nosotros para no comprometer su integridad
intelectual. Los colegas azeríes dan por
supuesto, claro está, que la ausencia de cooperación es puramente política, que
las organizaciones internacionales, cuyo apoyo a la herencia cultural y las
instituciones estatales conviene a ciertos países, niegan esta ayuda
porque Nagorno Karabagh no es un país reconocido por la comunidad internacional.
La oficina moscovita
de la UNESCO rechazó someter dos propuestas mías para la creación de un portal neutral, únicamente divulgativo, con
una base de datos de todos los monumentos situados en los territorios
liberados, especialmente los de las zonas en las inmediaciones de Tigranakert.
Este contendría todos los monumentos, incluyendo los de origen musulmán, con el
único razonamiento de que la herencia de este territorio no debe dar origen a
ninguna discusión.
La conclusión es que la situación política actual despoja
al pueblo de Karabagh de su derecho a vivir su propia cultura, derecho
establecido como tal en la Convención de Derechos Humanos y parte del cual es
poder llevar a la vida cotidiana esta herencia.
La política cultural
de las últimas décadas ha cambiado su significado en todo el mundo. El derecho
del ser humano a vivir su propia
identidad se percibe cada vez más como una forma de democracia cultural. En este contexto, el riquísimo resultado del descubrimiento e investigación de la ciudad de Tigrán es la mejor publicidad que se puede dar a si mismo. Lo es
también la corriente de miles de personas que llegan para verlo rechazando la
situación política y sopesando los argumentos de los investigadores.
Muchos de ellos valoran el retorno de su herencia a sus
verdaderos propietarios.
Hoy en día,
Tigranakert es un lugar donde se otorgan diplomas y medallas, lugar de
competiciones, y donde se organizan
conciertos y festivales. La población de los pueblos vecinos trae invitados
desde Stepanakert, ofrecen libros, fotos y folletos sobre Tigranakert a los
parientes que viven lejos, etc.
¿No es el desarrollo
del lugar del patrimonio cultural en la formación de la identidad el mayor
éxito de una política cultural? Al principio, el descubrimiento de Tigranakert,
tanto para mí como para mis amigos, fue una
iniciativa para probar el error del presidente Ilham Aliyev de
Azerbaiyán, quien afirmó que los armenios se asentaron en la tierra de Karabagh
en el siglo XIX.
Hoy, después de ser
testigo de la mirada de miles de visitantes, de su orgullo, pienso que se trata
de uno de los fundamentos del actual desarrollo de la cultura y de la identidad
que se está viviendo, como se podrá comprobar, en Nagorno Karabagh.
"Vegamediapress.com", 24 de noviembre de 2012
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