Alex Hadjian
El embajador de Armenia en Argentina, Gonzalo Urriolabeitia, nos recibe amigablemente
en su oficina de Ereván con un mate. Pero al contrario de lo que puede hacer
suponer esta imagen, no es la nostalgia la que predomina en sus días allí, sino
un disfrute del país y de las diferencias existentes entre ambas culturas, lo
que implica una adaptación constante y un contacto intenso con la gente.
- Hace ya dos años que se encuentra en
funciones en Armenia. Me imagino que ahora tiene una visión más honda del país,
del cual tal vez no tenía un conocimiento exhaustivo antes de ser designado.
¿Cuál es su impresión general sobre Armenia, habiendo vivido aquí ya un tiempo?
- Antes de venir aquí tenía un conocimiento
de los principales temas del país porque uno se dedica a la diplomacia y
estudia, y además porque en Buenos Aires trabajaba de enlace entre la
Cancillería y el Congreso Nacional, donde hay mucha actividad en materia de
política exterior y también participan los armenios. Siempre hay en la
Legislatura algún tipo de comunicado, de declaración sobre alguna cuestión
armenia, así que conocía bastante. Además, hubo en ese lapso dos visitas de
autoridades armenias al Congreso de la Nación Argentina.
La primera fue la del presidente de la
Asamblea Nacional en aquel entonces, Hovik Abrahamian; y la segunda la del presidente Serge Sarkisian,
quien no solamente visitó al gobierno argentino sino también a las dos cámaras
del Congreso Nacional. En esas ocasiones trabajamos mucho con Armenia, con la
embajada de Armenia en Argentina, así que conocía bien a los actores políticos,
y cuando vine aquí me resultó muy útil. Por supuesto que vivir dos años en
Armenia es un curso de armenidad acelerado, intensísimo, y la perspectiva
cambia definitivamente. Porque tal vez vos conocés el aspecto culinario, a los
dirigentes políticos y demás cuestiones, pero después venís acá y es otro
mundo, te encontrás con todo lo que tenemos de parecido y de diferentes con la
cultura armenia, el orgullo armenio y una cantidad de cosas. Pero sí, en estos
dos años realmente aprendí mucho y también he visto crecer al país.
. ¿Un diplomático debe mantener una
posición aséptica respecto del destino al cual le toca desempeñar sus
funciones, o se llega a encariñar con el lugar?
- Uno no es del todo imparcial, porque
cuando representás a un país en otro, no podés dejar de querer al lugar en el
que estás. El afecto es inevitable, más cuando te tratan con cariño. El armenio
es afectuoso, es abierto con nosotros, y uno no puede más que admirarse de eso.
- La adaptación quizá al principio haya
sido un poco difícil en lo personal, en lo familiar, teniendo en cuenta las
grandes diferencias del idioma y la cultura.
- Pero justamente eso es lo lindo. Si fuera todo igual que en Argentina, me
hubiera gustado quedarme allí. Venir a vivir a un país que queda a más de 20
horas de vuelo para encontrarme con el mismo mate, el mismo asado y el mismo
fútbol, no me hubiera parecido muy interesante. A mí lo que me parece
fascinante de Armenia es todo lo que aparentemente es difícil: el cambio de
costumbres, de clima, de olores, de sabores. Eso es lo divertido. Si fuera lo
mismo, me quedaría en Argentina, donde tengo a mi club de fútbol, a mi familia,
a mis padres, a mis amigos, todo. Y en lo personal, justamente lo que disfruto
es tener que aprender desde cero todos los códigos. Porque la gente se
relaciona distinto en todos lados. Por ejemplo en Brasil, mi primer destino
diplomático, la gente dice “sí” o dice cualquier cosa menos “no”. Decir “no” es
de mala educación. Si vos invitás a una persona a algún lugar, a comer, por
ejemplo, si te contesta: “Bueno, llamame”, quiere decir “no”. En Brasil jamás
te van a decir que no. Si no es estrictamente la palabra “si”, significa “no”.
En Argentina somos más directos, decimos: “Mirá, no puedo, no tengo ganas”. Acá
en Armenia también los comportamientos son distintos. Las personas reaccionan
diferente. Y eso es lo divertido. Prueba y error. Contacto. Finalmente lo
importante es que te reciben bien. Todo lo demás es fácil. La gente te sonríe,
te dice: “Ah sos de Argentina, qué bueno, tengo parientes allá, tengo un
amigo”. Yo vine acá a representar a mi país, a vivir parte de mi vida y a
disfrutar de la experiencia.
- Sin pertenecer a la colectividad armenia,
¿nota realmente una gran diferencia entre Armenia y lo que es la Diáspora?
- No sé si grande o pequeña, pero sí,
naturalmente que hay diferencias. Pero también las hay entre un salteño y un
porteño. Yo creo que las diferencias son siempre enriquecedoras. Tal vez haya
más diferencias incluso de las que yo pueda percibir, porque, por ejemplo, como
no hablo armenio, no termino de detectar la profundidad del contraste entre
cómo se expresa un armenio de la Argentina y un armenio del Cáucaso Sur,
entonces puedo perder algún matiz ahí. Pero creo que las diferencias son muy
saludables, en tanto y en cuanto se sienten todos parte de un mismo colectivo.
Yo creo que el armenio de Armenia siente que hay una nación armenia en todo el
mundo. En Argentina normalmente identificamos territorio y población, es decir,
alguien es argentino porque nació en Argentina y porque adscribe a una serie de
valores culturales que heredó, aprendió en la escuela pública y una cantidad de
cosas. Pero la manera de visualizar la armenidad de los armenios es
completamente distinta. Para nosotros es hasta llamativa. Hay una perspectiva
en la que la armenidad está en Armenia, pero también en Argentina, en Rusia, en
Irán, en Estados Unidos, en Israel. Es una característica interesantísima y me
parece que es lo que también los enriquece de alguna manera. Yo creo que es
admirable que haya miles de maneras de ser armenio.
- Argentina y Armenia han tenido
históricamente excelentes relaciones de amistad. ¿Esto se refleja de igual modo
en la relación comercial bilateral? ¿En qué campos se puede avanzar más en este
sentido?
- La relación entre Armenia y Argentina es
anterior a los gobiernos. Viene desde el momento en que empiezan a afluir hacia
nuestro país una cantidad importante de armenios en momentos muy dolorosos para
este pueblo, que son anteriores a la existencia de la Primer República Armenia,
de 1918, con lo cual, la amistad es anterior y me parece importante remarcar
esto, porque la amistad no es retórica. Los armenios que fueron a Argentina en
esa época, no lo hicieron porque sí, sino porque sabían que allí podían seguir
siendo armenios. Imagínate lo que era para una persona que vivía en Damasco o
en el Líbano, ir desde allí a vivir a Argentina. Hoy Argentina es lejos. Hace
100 años, era mucho más todavía.
Prácticamente otro planeta. Y la gente decidió ir hasta allí por una razón muy
sencilla: porque había trabajo y porque podían ser armenios, levantar su
iglesia, tener su comunidad, hablar su idioma, y a nadie le iba a molestar. Lo
cual, en cualquier lugar del mundo sigue siendo difícil aún hoy. Esto pasó en
Argentina históricamente y los armenios fueron allí por eso, lo que habla de
una amistad muy antigua. Recién después vienen las relaciones entre los
gobiernos, que ya es otra historia pero que va en el mismo sentido de la
amistad entre los pueblos. Y esto se traduce también a nivel político,
económico y cultural.
- ¿De qué manera se refleja en estos
campos?
- A nivel político, los gobiernos de
Argentina y de Armenia tienen una sintonía muy fuerte, por ejemplo en
organismos internacionales. En los últimos 20 años los niveles de visita entre ambos
países es muy importante, ha habido visitas presidenciales de Armenia a
Argentina y viceversa. Visitas de cancilleres, de ministros, de
vicepresidentes, legisladores. Es decir que hay una sintonía muy alta. A nivel
de la relación económica, hay tres aspectos. Uno es el de las inversiones, otro
el del comercio y el último el de la cooperación. En cuanto a inversiones,
Argentina es el quinto país del mundo inversor en Armenia. Con respecto a la
cooperación, es muy intensa en materia agrícola desde hace ya dos años, con el
Fondo Argentino de Cooperación; y a nivel comercial, tal vez sea el aspecto
donde todavía más dificultades tenemos. Pero no son dificultades políticas sino
estrictamente comerciales, que tiene que ver con algunos obstáculos estructurales.
Por ejemplo, la distancia. O el hecho de que Armenia no tenga un puerto, o de
que el mercado interno es muy reducido. Entonces, hay que encontrar
determinados tipos de productos para poder exportar a Armenia y viceversa, que
sean de poco tamaño y de mucho valor. Estamos trabajando en esa dirección. Por
ejemplo, creemos que hay un campo muy interesante para colocar producción
cinematográfica, televisiva, series.
En Argentina hay muy buena producción
audiovisual, y Armenia compra mucha de esa producción en otros lugares.
Pensamos que podemos competir ahí, porque no necesitás un embarque de 30
toneladas con todo el costo operativo que implica, sino que hoy en día ese tipo
de productos en un avión o hasta directamente por internet lo podés mandar.
Tenemos que tratar de encontrar esos nichos.
De cualquier manera, aún con los obstáculos
que tenemos, el comercio bilateral es permanentemente creciente. Es decir que
la relación es muy buena en todos los niveles, y eso también me hace más fácil
la tarea a mí. Porque siendo países amigos y sin agenda negativa, realmente es
muy placentero el trabajo. Por supuesto que siempre hay problemas que surgen,
pero no a nivel de la relación bilateral, la agenda es excelente.
- ¿La presencia de una importante
colectividad armenia en Argentina influye?
- Por supuesto que contribuye muchísimo a
la relación de los países. La comunidad armenia de Argentina es un órgano
vital, central, de este cuerpo. Nosotros detectamos ahí una relevancia para la
relación bilateral enorme. Vos fíjate una cosa muy sencilla, nosotros estamos
trabajando ahora con el gobierno nacional y municipal para inaugurar una plaza
“República Argentina” en Ereván, que no hay todavía. ¿Cuántas plazas, calles,
monumentos o “jachkar” vos conocés de Armenia en Argentina? Nosotros tenemos
identificados por lo menos treinta y pico. Esto te muestra que hay una
vinculación muy fuerte. Por eso tenemos una política muy abierta con la
comunidad armenia de Argentina, y eso puedo dar fe porque lo siento en la
reacción. Nosotros en la embajada representamos a nuestro país, especialmente a
este grupo, que es la colectividad armenia de Argentina, y tenemos una
disposición a trabajar en conjunto. Y la gente viene acá, y lo nota. Tocan el
timbre todo tipo de argentinos, normalmente de la comunidad. Desde la persona
que viene a visitar a un pariente hasta el grupo de una escuela o un conjunto
de baile, un inversor o un comerciante.
- Hace poco tuvo un encuentro con el primer
ministro armenio Karen Garapetian, nueva importante figura emergente dentro del
oficialismo. ¿Qué impresión se llevó y qué temas se trataron en la reunión?
- Básicamente estos temas de la agenda
económica y comercial fueron los que tocamos con mayor profundidad. Además de
lo que te puntualizaba sobre la industria audiovisual y ese tipo de productos,
estamos trabajando con la posibilidad de traer maquinaria agrícola.
En Armenia hay muchos pequeños productores
y una demanda intensa de maquinaria agrícola para ellos. El gobierno tiene un
plan de créditos muy beneficiosos para pequeños empresarios propietarios de
unidades agropecuarias. Estamos tratando de lograr que los empresarios
argentinos que trabajan en maquinaria agrícola se interesen en este mercado,
creemos que sería muy bueno para el campo armenio y también para nosotros. Una
buena oportunidad comercial, que va a terminar resultando en una mejor relación
entre los países.
Consideramos que en materia agrícola
tenemos mucho para hacer comercialmente, además de la cooperación que ya
hacemos porque Argentina es un país agrícola de hace muchos años y tenemos una
experiencia enorme en todas las áreas de la producción agrícola. Esta
cooperación incluye viajes de técnicos argentinos a Armenia y viceversa.
- Usted comenzó su mandato en la gestión
del gobierno argentino anterior, encabezada por la ex presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, y continúa ahora bajo la presidencia del presidente
Mauricio Macri. ¿Hubo cambios en los lineamientos generales de la relación
bilateral?
- En lo estructural estamos manteniendo la
política de amistad que es muy antigua y no se produjeron modificaciones
sustanciales en lo bilateral. Argentina ha realizado cambios en su orientación
de política exterior, pero prácticamente no tienen influencia en lo que
significa la amistad con Armenia, de manera que mantenemos el ritmo de
actividad en niveles similares. En ese sentido no se sintió un impacto, para
nada.
- Se cumplen 10 años de la sanción de la
ley 26.199 en Argentina, que estable el 24 de Abril como “Día de acción por la
tolerancia y el respeto entre los pueblos”, en recuerdo del Genocidio Armenio.
- Así es, la Argentina ha reconocido los
hechos de 1915 en todos los niveles de Estado. En este aspecto no tenemos que
esperar ningún cambio. Nosotros mantenemos nuestra política histórica en
relación al Genocidio Armenio.
"Sardarabad", 14 de junio de 2017
No comments:
Post a Comment