23.3.11

Raffí Hovannisián: “Los armenios en nuestro propio país tienen que ser liberados”

Es el quinto día de la huelga de hambre de Raffí Hovannisián en la Plaza de la Libertad. Armenio nacido en los Estados Unidos, es ex ministro de Relaciones Exteriores de la República de Armenia y líder del partido “Herencia”, a la vez que uno de sus diputados en la Asamblea Nacional. Sus típicos bigotes han desaparecido y se nota que ha bajado considerablemente de peso, pero aparece en forma y sereno, como si practicara meditación. Hay unas 50 personas deambulando en los alrededores, charlando entre ellas acerca de política u otros temas, echándole una mirada de tanto en tanto para ver cómo se mantiene. Encaramado sobre su banco de parque, con una manta tejida tricolor que sostiene su espalda, toma agua embotellada, mientras sus seguidores, famosos músicos folklóricos entre ellos, se acercan para expresar su admiración. Es cordial para todos quienes lo saludan y se levanta de su asiento para abrazarse con quienes conoce de cerca. Algunos de ellos le dicen que no querrían verlo recurrir a su forma de protesta. Responde, sonriente, que la voluntad del pueblo armenio debe escucharse. Para quienes viven en Armenia, sus convicciones y aspiraciones para el estado armenio son conocidas y respetadas. Pero su mensaje aún no ha resonado con la fuerza necesaria para que los armenios de la Diáspora lo perciban.
La siguiente entrevista con “The Armenian Weekly” se realizó en el sitio de protesta de la Plaza de la Libertad, en las primeras horas de la tarde del 20 de marzo de 2011. 
[La huelga de hambre culminó el 30 de marzo. V.M.].
-- ¿Por qué está usted aquí?
-- La respuesta a esa pregunta radica en la sabiduría de la gente, que ya ampliamente ha expresado su demanda, casi 20 años después de la declaración de independencia de Armenia, de vivir en un país donde rijan los derechos y donde la gente forme su gobierno a través de elecciones libres y justas, no sólo en el estilo occidental sino en el estilo armenio.
Todos sabemos que después de 1991 no ha habido transferencia de autoridad por elecciones legítimas, y todos los presidentes de Armenia han sido electos contra la voluntad y la voz del pueblo armenio. Esto no es algo nuevo y todo el mundo lo sabe.
El presidente actual, usando el palacio presidencial en un conflicto de intereses, firmó un memorando como líder de un partido político junto con otros dos líderes, cuya esencia última es que l’etat, c’est moi—el Estado soy yo— y que en los próximos siete aNos no habrá juego contra mí porque dos aNos antes de las próximas elecciones presidenciales voy a anunciar mi candidatura, estos partidos me apoyan, y esta política doméstica e internacional fallida continuará.
Esta fue una formalización del desafío al pueblo armenio, cuyo golpe es que la República de Armenia se está transformando en el gusagtsabedutiún [partidocracia], el estado bipartidista de Armenia, y los partidos que firmaron el memorando dijeron que, en términos de porcentajes en el parlamento y otros lugares, incrementarán su presencia en el Parlamento a expansas de los escaños de la oposición. Nadie, excepto el pueblo de Armenia, tiene el derecho de hacer esa determinación.
La expectativa inicial, entonces, de mi ayuno por la libertad es que el liderazgo de Armenia, por más ilegítimo que sea, tiene la consciencia y el cálculo suficientes para comprender que nos encontramos en una situación de emergencia que requiere soluciones de emergencia. Es necesario devolver el poder al pueblo en elecciones anticipadas y tomar otras medidas que servirán para resolver los desafíos legales, políticos, socio-económicos y otros que Armenia afronta hoy.

-- ¿Cuán realista es que, como resultado de sus acciones aquí, se convoque a elecciones adelantadas?
-- Mi alarma de ciudadano a las autoridades y al pueblo de Armenia no está basada en ninguna consideración pasajera o una pregunta y respuesta sobre realismo. Si la resolución de los problemas que enfrentamos hoy se pospone hasta el próximo ciclo de elecciones, nos encontraremos frente a una elección predeterminada; en otras palabras, la gente se tornará más fatalista de lo que es hoy. Hablamos de lo que es real en Armenia, lo que significa no hagas nada o hay un gran peligro de violencia renovada, porque hay un montón de frustración exacerbada, basada en la injustica, desigualdad e ilegalidad que reinan en el país hoy. Entonces, una de mis expectativas es de las autoridades, y la otra es de la sociedad civil, del público armenio, para que se convierta en el amo de la agenda pública y no espere a nadie, sea el presidente actual o partidos opositores, que le diga desde los podios o de otro lado qué hacer; para fortalecer al público armenio con el mensaje de que sus derechos están en sus manos, de que esta plaza, el símbolo de libertad, democracia y liberación para Artsaj, pertenece a todos los armenios, y no hay razón para que los armenios sean desplazados de esta plaza, de su expresión de su libre voluntad y diferentes opiniones. Me causa alegría informar que millares de personas entraron en la plaza para el mitín del jueves [17 de marzo] para expresar su solidaridad, para retomar la plaza y para ejercer sus derechos constitucionales de ser los amos de la plaza. Lo importante ahora para el pueblo armenio es ser amo de su propio destino y de su propia agenda política.
-- Parece que la mayoría de los armenios no es políticamente activa, no se los puede incomodar con política, especialmente los jóvenes. Me pregunto si esperan un cambio de régimen o quieren que las cosas permanezcan como están, ya que la gente se viste mejor que antes, tienen trabajo hasta cierto nivel, etcétera. ¿Cuál es su opinión de la percepción general de la sociedad?

-- Bueno, no estoy de acuerdo con esa caracterización. Sí, en el centro de la ciudad y en los cafés están mejor vestidos; sí, hay un cierto fatalismo de que la gente no pertenece al sistema, a Armenia, que es imposible efectuar un cambio a través del proceso político, y que hay una alienación general. Al mismo tiempo, no creo que la mayoría del pueblo armenio esté mejor vestida. Diría que al menos la mitad entre ellos, mis compatriotas, están en la línea de pobreza, viven en condiciones muy dificultosas. La desigualdad económica, la inflación y la impunidad continúan prevaleciendo en el país como una epidemia. No creo que haya nada erróneo en que un ciudadano orgulloso de Armenia trate, mientras Dios se lo permita, de estar en la misma posición que el [otro] 50 por ciento de los armenios.

-- Quería preguntarle sobre las recientes protestas encabezadas por Levón Ter-Petrosián. Leí que usted se sintió menospreciado cuando tanto él como otros líderes del Congreso Nacional Armenio entraron en la plaza con los protestantes el 17 de marzo y no lo saludaron. Ter-Petrosián parece tener un culto de la personalidad, donde se dirige al pueblo como si fuera cierta clase de mesías y lo hace una vez por mes, pero últimamente con más frecuencia. ¿Acaso tiene objetivos claros? ¿Su mensaje llega realmente a la gente?
-- No, no me compete comentar sobre el primer presidente de Armenia y sus actividades políticas. La información que usted ha extraído de la prensa es incorrecta; no fui menospreciado por nada, no tenía expectativas. El hecho es que en los días previos a la entrada del Congreso Nacional y de los manifestantes –nuestros conciudadanos—en la plaza, estábamos en la plaza, estábamos orgullosos de estar aquí, y sentimos que la devolución de la plaza a la gente no pertenece a ningún individuo en particular, ciertamente no a mí o a nadie de ese podio allí. Decir que gracias a él o a ellos la gente está de vuelta en la plaza es un mal servicio a la verdad y a la gente. Cuando entraron en la plaza, nosotros saludamos a la gente, porque esa es nuestra gente, la gente de Armenia, es su derecho, y fue una decisión política del primer presidente y su entorno la de no expresar su solidaridad conmigo, sino subir al podio y decir inmediatamente que “este es un mitín del Congreso Nacional Armenio y ustedes deben seguir las instrucciones y las directivas del Congreso Nacional”. Mi posición es que el tiempo de las directivas y las instrucciones ha pasado y que la gente tiene que decirle al Congreso Nacional, al Tashnagtsutiún, a Herencia y a todos los demás cuál es su agenda política. Entonces, la elección fue suya. Pienso que mucha gente aguardó esa expresión de solidaridad, pero dudo que fuera una falta de cultura política; fue una posición política y todo lo que puedo decir es que desde mi lectura de la política armenia no hay un replanteo en la oposición sobre cómo aproximarse a los problemas de la actual crisis nacional. Si todo el mundo trata de hallar una solución con la búsqueda de su supremacía, entonces no habrá resultado político y el pueblo armenio se encontrará frente a la siguiente en una serie de desilusiones.

-- ¿Alguien le dijo alguna vez que “el país no es un país”? ¿Cómo respondió usted?
-- “El país no es un país” es un reflejo de un sentimiento de desesperación y fatalismo que encontramos en Armenia. Es un llamado a no hacer nada, a vivir tu vida y morir. Mis antecedentes y crianza, al igual que mi vida en Armenia, están basados en una serie diferente de preceptos: cada uno de nosotros, especialmente todos juntos, puede cambiar el país y transformarlo aunque en los últimos 20 años no haya cumplido nuestras expectativas en términos de política doméstica, imperio de la ley, democracia e intereses nacionales. Así, algunos vienen, me preguntan por mi salud y dicen “el país no es un país, y su ayuno por la libertad caerá en oídos sordos”. Comprendo y respeto ese punto de vista, pero no permitiré guiarme por ese precepto, porque en los últimos cuatro días, con lo que ha sucedido en esta plaza —gente que va y viene, debate, levanta su voz y se expresa—, pienso que ha habido un avance muy importante. Pero hay que hacer mucho más para que esto no sólo sea el principio de la libertad en Armenia y el retorno de la gente a la plaza, sino una expresión verdadera de una búsqueda nacional para afectar el cambio político, no sólo una victoria moral en la que la gente esté feliz de haber entrado a la plaza y que la policía se lo haya permitido, y que se haya ido a las dos horas.
-- Quería preguntarle acerca de las confrontaciones que los manifestantes tienen a menudo con la policía. Parece que cuando hay una protesta, la policía está involucrada, y a veces es difícil entender qué lado provoca la confrontación. Recientemente, en una protesta frente al edificio de la Casa de Gobierno, sus colegas parlamentarios estuvieron envueltos en un choque con agentes de policía y aparecieron videos en Internet mostrando lo que había sucedido. ¿Piensa usted que estas confrontaciones son efectivas? ¿Qué trata de probar la gente al enfrentarse con la policía?



-- Bueno, ese día hubo una clara relación causa-efecto. Había madres que habían perdido a sus hijos en el ejército, gente privada de su propiedad, gente que exigía cambios en las condiciones socio-económicas, choferes a quienes se obliga a pagar tasas aduaneras exorbitantes, vendedores que han sido expulsados de las calles sin que se les deje atender a las necesidades de sus familias. Están allí todos los jueves, se les permite protestar antes de la reunión de gabinete y Herencia, como grupo parlamentario activo, está siempre ahí para apoyar a sus ciudadanos. Ese jueves la policía había preparado una operación contra la gente. No la dejaron que se acercara al edificio del gobierno; se ordenó desde arriba. En mi opinión, fue una respuesta a la presentación de Herencia el 28 de febrero en el Parlamento sobre el tema del memorando de la coalición, sobre el peligro de que Armenia pase de una república a ser un estado-partido, si ya no lo ha hecho. Esta fue una acción punitiva de la policía. Entonces, en respuesta a la pregunta de que si alguien gana algo con esto, por supuesto que no. Pero eso es algo que tiene que preguntarse a los organismos policiales y a quienes les instruyen para que desposean a los ciudadanos de Armenia de su derecho constitucional de reunión, de expresión y de protestar a los poderes existentes. En ese día en particular fue claro para mí que hubo una operación policial predeterminada donde atacaron a los parlamentarios y a los ciudadanos, quienes respondieron de la misma manera. Espero que no se repita, pero ese día la policía estuvo completamente fuera de lugar.

-- ¿Cuál es la relación de Herencia con la F.R.A.-Tashnagtsutiún? ¿Usted prevé, como líder de Herencia, una alianza con el partido?
-- Pienso que hay un gran potencial de cooperación, de acción politica coordinada y cercana en el futuro. Pienso que estamos muy lejos de alcanzar la capacidad del producto de esa tarea unida. Cooperamos muy bien juntos en el Parlamento, especialmente después de que la F.R.A. salió de la coalición gobernante y pasó a la oposición. Recibimos eso con agrado. No nos preocupa que haya en la oposición quienes cuestionan las credenciales opositoras de la F.R.A. porque en un momento dado estuvo en la coalición y de alguna manera es responsable de los problemas que vemos hoy. Pienso que la F.R.A. está haicendo una transición y es importante que, además de las objeciones a la política exterior que compartimos, incluyendo los vergonzosos protocolos armenio-turcos y la posición de Armenia con respecto a Artsaj, la democracia, el imperio de la ley, los derechos humanos y los derechos civiles, en una palabra, la política doméstica de Armenia, se convierta en el verdadero segundo punto central de la política opositora de la F.R.A. El Tashnagtsutiún no fue fundado sólo con el objetivo de liberar Armenia, sino de liberar a los armenios, y hoy los armenios en nuestro propio país tienen una gran necesidad de ser liberados. Esperamos que las agendas doméstica y de política exterior de Herencia y del Tashnagtsutiún estén en mayor compatibilidad en los meses y años por venir.

-- Bueno, obviamente, si no hay demasiada inyección de sabiduría en las mentes y corazones de las autoridades armenias, entonces, es claro que una gran demostración de fuerza de la gente lo hará. Después del memorando de la coalición, si el Tashnagtsutiún, Herencia y el Congreso, por sobre divisiones internas e injusticias pasadas, se hubieran levantado juntos, hipotéticamente, en la misma plaza, por la demanda de justicia y nuevas elecciones, pienso que hubiéramos tenido una nueva situación en la república. Eso no sucedió por razones que cada partido sabe y que quizás son obvias para el público. Pero si queremos cambio político, eso es lo que se necesita que suceda.
En la situación actual, se necesita un fuerte desafío y transformación de la política en el país, y en este momento ninguna fuerza opositora puede hacerlo por sí sola, ninguna fuerza opositora. Por eso saludo con beneplácito la iniciativa electoral del Tashnagtsutiún o cuando los ciudadanos asisten a los mitines del Congreso Nacional Armenio. Cuando los partidos de la oposición y sus líderes se hacen del monopolio de la verdad, cuando se consideran los líderes absolutos de la oposición, es el principio del fin para la sociedad civil y el éxito político. Espero que hallemos una vía para estar en una plaza, en un lugar, todos los ciudadanos de Armenia que se preocupan por su país y quieren cambio, incluyendo la juventud –y ha habido una gran cantidad de jóvenes que vienen aquí desde la universidad en el último par de días--, para fortalecerse y hacer circular el mensaje de que, si no hay una solución fundamental a nuestra crisis nacional hoy, estamos posponiendo lo inevitable, y lo inevitable es un abismo y una situación potencialmente violenta en Arnmenia. Entonces, depende de nosotros… En esta plaza y en otros lugares, tenemos que levantar nuestra voz.

-- Vemos algunos niños aquí que juegan. ¿Cuál es el futuro de Armenia para ellos cuando lleguen a la edad adulta? ¿Qué será Armenia en ese entonces?
-- Bueno, no me toca a mí decirlo. Cuando los jóvenes se aproximan a mí, algunos expresan su solidaridad, pero muchos hacen preguntas: por qué es esto, qué pueden hacer. Yo les pregunto: “¿Cuál es tu visión de Armenia en 20 años y cómo esperás llegar ahí?” Ayer tuve una conferencia de prensa y dije que para el futuro de Armenia, político, económico, legal y social, tenemos que buscar por fuera del triángulo de los tres presidentes de Armenia. La nueva alternativa para la nueva Armenia tiene que venir fuera de ese triángulo. Un periodista próximo a uno de los presidentes dijo que no hay alternativa, y dije que cuando alguien en el gobierno o en la oposición dice que no hay alternativa, entonces la nación-estado está condenada. Uno casi siempre debe tener una alternativa, y en mi opinión la alternativa para este movimiento, para las próximas elecciones y para el futuro de Armenia en general es la juventud, es comprometerla en la escena política armenia, en las ONGs, en la sociedad civil, y, en fin, juntar en un plano a los economistas, ambientalistas, activistas de la sociedad civil y la defensa legal de iniciativas de derechos humanos, y entender localmente que podemos tener tal o cual pequeNo logro, pero que no tendremos un salto cualitativo hacia la transformación de Armenia a menos que la juventud se involucre.
Ni la revolución ni la evolución se han mostrado efectivas en Armenia, po lo que tenemos que encontrar una fórmula especial para la transformación de Armenia. Es la juventud la que, en última instancia, tiene que darle a usted una respuesta a su pregunta en los hechos y en las acciones.
Christian Garbís
Traducción de Vartán Matiossián

-- El otro día, el vocero del Partido Republicano, Eduard Sharmazanov, dijo que no hay manera de que se realicen elecciones anticipadas próximamente. ¿Cuál es su respuesta, y qué necesitaría hacer el pueblo para que las autoridades entiendan que se necesitan elecciones anticipadas?



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