Sergio Kniasián
Nuestra
primera nota comenzaba reproduciendo un escrito aparecido hace un tiempo que,
con una enumeración muy simple y acertada daba a entender tácitamente que el
objetivo de la armenidad es la de mantener la "identidad armenia" en
cualquier rincón de la tierra y por cualquier medio posible. Es decir, la armenidad
trata de mantener la armeneidad,
sí, armeneidad,
un término nuevo muy interesante creado por un grupo de estudiantes de
sociología de la
Universidad del Salvador en el año 2000. Este término explica
el componente no físico, ni material de la armenidad, el conjunto de elementos
que hacen posible la existencia de la identidad nacional. Vulgarmente lo
llamamos cultura, sin embargo el término cultura está tan manoseado que necesita
ser redefinido constantemente. Esta cultura, la armeneidad para nuestro caso,
consta de la "gran cultura":
idioma, religión, arte, etc. y la "pequeña
cultura": tradiciones, costumbres, ¡aquí se ubica la gastronomía
tradicional!, supersticiones, cosmovisión, pautas de conducta enumeradas en la
ley no escrita llamada orénk,
etc.
Asimismo, la cultura real de una sociedad está constituida por las
conductas y actitudes de sus miembros. También toda cultura comprende un cierto
número de lo que podemos llamar pautas ideales. Estas pautas se basan en la
memoria de las cosas que fueron, no en la observación directa del presente.
Puede también que la pauta ideal nunca haya concordado en algún momento con el
modo de la pauta real. Las pautas ideales ejercen cierto efecto normativo,
desanimando que la gente se desvíe de ella. Sin embargo, cuando dichas pautas
ideales lleguen a ser simples expresiones, tienden a perder parte de su
influencia.
Los
pueblos cambian y se desenvuelven en el curso de su historia, asimilan ciertos
elementos, descartan otros, experimentando transformaciones a veces completas en
cuanto al contenido y profundos cambios en los patrones, si la sociedad perdura
lo bastante y se ve sometida a suficientes vicisitudes. La existencia de las
pautas culturales le proporciona seguridad a los miembros de la sociedad, ya
que tienen como fundamento la aprobación social y representan el poder que
tiene la sociedad de presionar a quienes se alejan de ellas.
Nuestra
colectividad enfrenta grandes desafíos en los últimos 20, tal vez 30 años que
pueden ser decisivos para el futuro. Basta leer escuchar a los adultos mayores
que ocupan cargos de responsabilidad para ver que muchas cosas no andan del
todo bien. La generación anterior hizo de todo para engrandecer la comunidad,
fortalecer las instituciones y la vida institucional, sin embargo
paradójicamente no advirtió algunos problemas subyacentes. En un estudio
sociológico realizado en la década de los '70 hecho a 50 dirigentes de todas
las instituciones, todos concuerdan que la situación era "ideal", no
veían ningún problema serio. Nuestras notas han tomado como centro la
gastronomía, un item no
fundamental para la supervivencia de la comunidad, para mostrar con que
ligereza y falta de conciencia se ha encarado un tema armenio. La proyección de
esto es que hay una destrucción del estereotipo, las nuevas generaciones parten con una
distorsión total en el particular, llegando esto inclusive a las esferas de los
estudios serios acerca de nuestra comunidad.
La
generación más joven ve mejor que nadie los grandes errores o falencias
comunitarias sin embargo la falta
de canales de participación hace que todo se reduzca a palabras y quejas, que en
definitiva y lamentablemente se las lleva el viento. Al no haber participación el
joven se aleja. También es cierto que la nueva generación no necesita hacer la
titánica tarea de sus predecesores que pusieron las bases de la colectividad,
por lo que se le pide algún grado de compromiso y trabajo real, que convengamos
no todos quieren hacer. En su visita a nuestra comunidad, en un encuentro con
la juventud, un joven recriminó al katolikós Karekín II que la mayoría de los
jóvenes como él no sabían hablar armenio por la deficiencia del sistema
educativo de las escuelas de la colectividad. Su Santidad contestó que eso es
muy probable pero, añadió, apenas producida la independencia la República de Armenia no
tenían docentes para la enseñanza del idioma árabe y necesitaban capacitar a
diplomáticos en ese idioma y sin embargo un grupo de jóvenes hoy son exitosos
traductores de árabe, estudiaron sin maestros, sin método, sin escuela; se
compraron libros de gramática, de conversación, diccionarios, “cassettes” y
estudiaron. No existe una pastilla que se pueda tomar y en la máxima comodidad
y sin esfuerzo alguno aprender un idioma. Esto no aminora el hecho de que ya es
tiempo de producir un método actual, moderno y atractivo para la enseñanza del
idioma armenio.
También
es cierto que una sociedad debe contar con técnicas para incorporar nuevos
individuos al sistema de valores de la sociedad y prepararlos para que ocupen
determinados lugares en su estructura; pero también ha de tener instrumentos
para recompensar
la conducta socialmente deseable y anular la que no lo es.
Una
cultura sobrevive si puede acomodarse a situaciones cambiantes. Si sus formas
están atadas rígidamente a un conjunto determinado de condiciones ambientales,
la supervivencia de la cultura depende de la continuidad de esas condiciones.Volvamos a la
cocina y un último bomboncito.
Un prestigioso restaurante de nuestro medio se jacta de ser
un lugar donde se sirve la auténtica comida armenia. En su promoción además del
bla-blá habitual, -es decir: "la
herencia milenaria", "los sabores de la abuela", "las
recetas transmitidas de madres a hijas"-, explica que hay diferencias
notables entre la comida armenia y la árabe (¡Es realmente cierto, la hay!) y
fundamentalmente se basa en que los armenios son cristianos y los árabes
musulmanes por lo que no pueden usar carne de cerdo. ¡Aquí me pongo a cantar...! -dijo el payador y comenzó la
guitarreada. Quisiéramos saber qué comida tradicional armenia se hacía con
carne de cerdo. Si bien es cierto que los armenios no tienen restricción alguna
acerca de la utilización de la carne porcina, también es cierto que estando
nuestros antepasados rodeados y conviviendo todos los días, durante casi un
milenio, con los turcos y kurdos musulmanes tan poco amistosos, evitaban la
crianza de cerdos para descartar un elemento que pudiera encolerizar a tan "notables"
vecinos. De allí nace otra superstición: "No
hay que comer carne de cerdo en memoria de nuestro rey Dërtád que se convirtió
en cerdo por obra del Señor, hasta ser curado por San Gregorio". El
rey Dërtád es el famoso rey Tirídates III de la dinastía de los Arshaguní,
quien sufría de licantropía clínica por lo que vagaba por los bosques como un
animal; tras ser curado por San Gregorio se convirtió y decretó el cristianismo
como religión oficial de Armenia en el año 301.
¿Por que
se puede mentir tanto cuando se toca temas armenios?
Un
amigo mío me dijo: "¡Total,
la gente no sabe! Ni sobre comidas armenias, ni sobre música armenia, ni
sobre danza armenia, ni sobre trajes típicos, ni sobre tradiciones, ni
religión....
- Ah
bueno, entonces todo está bien. ¿Y lo de la identidad nacional? ....."
- ¡Ah,
me olvidaba! Una señora distinguida me reprochó: "¡Que...! ¡ ¿Acaso la única
comida armenia es el herisá?!"
-Pobre,
lo que es la ignorancia, seguro que no conoció los manjares realmente
tradicionales que hacía su abuela.
"Sardarabad", 27 de septiembre de 2017
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