8.11.17

Todo comenzó por un dolmá...


Sergio Kniasián
 
Nuestra primera nota comenzaba reproduciendo un escrito aparecido hace un tiempo que, con una enumeración muy simple y acertada daba a entender tácitamente que el objetivo de la armenidad es la de mantener la "identidad armenia" en cualquier rincón de la tierra y por cualquier medio posible. Es decir, la armenidad trata de mantener la armeneidad, sí, armeneidad, un término nuevo muy interesante creado por un grupo de estudiantes de sociología de la Universidad del Salvador en el año 2000. Este término explica el componente no físico, ni material de la armenidad, el conjunto de elementos que hacen posible la existencia de la identidad nacional. Vulgarmente lo llamamos cultura, sin embargo el término cultura está tan manoseado que necesita ser redefinido constantemente. Esta cultura, la armeneidad para nuestro caso, consta de la "gran cultura": idioma, religión, arte, etc. y la "pequeña cultura": tradiciones, costumbres, ¡aquí se ubica la gastronomía tradicional!, supersticiones, cosmovisión, pautas de conducta enumeradas en la ley no escrita llamada orénk, etc.
Asimismo, la cultura real de una sociedad está constituida por las conductas y actitudes de sus miembros. También toda cultura comprende un cierto número de lo que podemos llamar pautas ideales. Estas pautas se basan en la memoria de las cosas que fueron, no en la observación directa del presente. Puede también que la pauta ideal nunca haya concordado en algún momento con el modo de la pauta real. Las pautas ideales ejercen cierto efecto normativo, desanimando que la gente se desvíe de ella. Sin embargo, cuando dichas pautas ideales lleguen a ser simples expresiones, tienden a perder parte de su influencia. 
Los pueblos cambian y se desenvuelven en el curso de su historia, asimilan ciertos elementos, descartan otros, experimentando transformaciones a veces completas en cuanto al contenido y profundos cambios en los patrones, si la sociedad perdura lo bastante y se ve sometida a suficientes vicisitudes. La existencia de las pautas culturales le proporciona seguridad a los miembros de la sociedad, ya que tienen como fundamento la aprobación social y representan el poder que tiene la sociedad de presionar a quienes se alejan de ellas. 
Nuestra colectividad enfrenta grandes desafíos en los últimos 20, tal vez 30 años que pueden ser decisivos para el futuro. Basta leer escuchar a los adultos mayores que ocupan cargos de responsabilidad para ver que muchas cosas no andan del todo bien. La generación anterior hizo de todo para engrandecer la comunidad, fortalecer las instituciones y la vida institucional, sin embargo paradójicamente no advirtió algunos problemas subyacentes. En un estudio sociológico realizado en la década de los '70 hecho a 50 dirigentes de todas las instituciones, todos concuerdan que la situación era "ideal", no veían ningún problema serio. Nuestras notas han tomado como centro la gastronomía, un item no fundamental para la supervivencia de la comunidad, para mostrar con que ligereza y falta de conciencia se ha encarado un tema armenio. La proyección de esto es que hay una destrucción del estereotipo,  las nuevas generaciones parten con una distorsión total en el particular, llegando esto inclusive a las esferas de los estudios serios acerca de nuestra comunidad. 
La generación más joven ve mejor que nadie los grandes errores o falencias comunitarias sin embargo la falta de canales de participación hace que todo se reduzca a palabras y quejas, que en definitiva y lamentablemente se las lleva el viento. Al no haber participación el joven se aleja. También es cierto que la nueva generación no necesita hacer la titánica tarea de sus predecesores que pusieron las bases de la colectividad, por lo que se le pide algún grado de compromiso y trabajo real, que convengamos no todos quieren hacer. En su visita a nuestra comunidad, en un encuentro con la juventud, un joven recriminó al katolikós Karekín II que la mayoría de los jóvenes como él no sabían hablar armenio por la deficiencia del sistema educativo de las escuelas de la colectividad. Su Santidad contestó que eso es muy probable pero, añadió, apenas producida la independencia la República de Armenia no tenían docentes para la enseñanza del idioma árabe y necesitaban capacitar a diplomáticos en ese idioma y sin embargo un grupo de jóvenes hoy son exitosos traductores de árabe, estudiaron sin maestros, sin método, sin escuela; se compraron libros de gramática, de conversación, diccionarios, “cassettes” y estudiaron. No existe una pastilla que se pueda tomar y en la máxima comodidad y sin esfuerzo alguno aprender un idioma. Esto no aminora el hecho de que ya es tiempo de producir un método actual, moderno y atractivo para la enseñanza del idioma armenio. 
También es cierto que una sociedad debe contar con técnicas para incorporar nuevos individuos al sistema de valores de la sociedad y prepararlos para que ocupen determinados lugares en su estructura; pero también ha de tener instrumentos para recompensar la conducta socialmente deseable y anular la que no lo es. 
Una cultura sobrevive si puede acomodarse a situaciones cambiantes. Si sus formas están atadas rígidamente a un conjunto determinado de condiciones ambientales, la supervivencia de la cultura depende de la continuidad de esas condiciones.Volvamos a la cocina y un último bomboncito. 
Un prestigioso restaurante de nuestro medio se jacta de ser un lugar donde se sirve la auténtica comida armenia. En su promoción además del bla-blá habitual, -es decir: "la herencia milenaria", "los sabores de la abuela", "las recetas transmitidas de madres a hijas"-, explica que hay diferencias notables entre la comida armenia y la árabe (¡Es realmente cierto, la hay!) y fundamentalmente se basa en que los armenios son cristianos y los árabes musulmanes por lo que no pueden usar carne de cerdo. ¡Aquí me pongo a cantar...! -dijo el payador y comenzó la guitarreada. Quisiéramos saber qué comida tradicional armenia se hacía con carne de cerdo. Si bien es cierto que los armenios no tienen restricción alguna acerca de la utilización de la carne porcina, también es cierto que estando nuestros antepasados rodeados y conviviendo todos los días, durante casi un milenio, con los turcos y kurdos musulmanes tan poco amistosos, evitaban la crianza de cerdos para descartar un elemento que pudiera encolerizar a tan "notables" vecinos. De allí nace otra superstición: "No hay que comer carne de cerdo en memoria de nuestro rey Dërtád que se convirtió en cerdo por obra del Señor, hasta ser curado por San Gregorio". El rey Dërtád es el famoso rey Tirídates III de la dinastía de los Arshaguní, quien sufría de licantropía clínica por lo que vagaba por los bosques como un animal; tras ser curado por San Gregorio se convirtió y decretó el cristianismo como religión oficial de Armenia en el año 301. 
¿Por que se puede mentir tanto cuando se toca temas armenios? 
Un amigo mío me dijo: "¡Total, la gente no sabe! Ni sobre comidas armenias, ni sobre música armenia, ni sobre danza armenia, ni sobre trajes típicos, ni sobre tradiciones, ni religión.... 
- Ah bueno, entonces todo está bien. ¿Y lo de la identidad nacional? ....." 
- ¡Ah, me olvidaba! Una señora distinguida me reprochó: "¡Que...! ¡ ¿Acaso la única comida armenia es el herisá?!" 
-Pobre, lo que es la ignorancia, seguro que no conoció los manjares realmente tradicionales que hacía su abuela.

"Sardarabad", 27 de septiembre de 2017


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