27.6.16

Turquía, el llanero solitario, cabalga de nuevo


Vartán Matiossián

El discurso del Papa Francisco, pronunciado frente al Presidente de Armenia y el cuerpo diplomático acreditado el 24 de junio, durante el primer día de sus 72 horas de estadía en Armenia,  pateó el tablero al incluir el término “genocidio,” que no figuraba en el texto oficial. Por supuesto, la habitual reacción del negacionismo turco no se hizo esperar. Por ahora, no se trata de retirar al embajador por diez meses, como sucedió en 2015. Pero el llanero solitario cabalga de nuevo.
La respuesta inicial provino del viceprimer ministro Nurettin Canikli, quien el sábado 25 de junio comentó que las expresiones de Francisco habían sido “muy desafortunadas” y dijo que tenían las huellas de la “mentalidad de las Cruzadas.”  Canikli agregó que el uso de genocidio “no se condice con la verdad”, pero, para no quedar atrás en el culto del ridículo, dijo también: “Todos saben eso. Todos lo sabemos, el mundo entero lo sabe, y también lo saben los armenios”.  Es probable que sea al revés, que sólo Turquía no sabe que genocidio es el término que se corresponden con la verdad. Todavía tiene tiempo para enterarse.
“Todo” lo que dijo el Papa fue: “Esta tragedia, este genocidio, lamentablemente ha marcado el principio de una triste serie de grandes catástrofes del siglo pasado”. Si no hubiera tenido la peregrina idea de decir “genocidio”, la burocracia turca hubiera respirado aliviada y hasta hubiera aplaudido.
El vocero del Vaticano, Rev. Federico Lombardi, dijo que nada en los textos o palabras de Francisco durante su viaje a Armenia había mostrado hostilidad hacia Turquía y, de hecho, sus comentarios estaban llenos de llamados hacia Armenia y Turquía para construir puentes de paz y reconciliación.
“El Papa no está haciendo una cruzada”, dijo el domingo 26 de junio. “No ha dicho palabra alguna contra el pueblo turco”.
La guerra de palabras siguió el lunes 27 de junio, cuando el ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía censuró el uso de la palabra “genocidio” durante el viaje del Papa a Armenia, a quien acusó de “perseguir un compromiso incondicional con la perspectiva armenia de la controversia” y agregó que “la parcialidad del Papa Francisco con respecto a los acontecimiento históricos y su actitud de marginación (?) durante su visita a Armenia no se condice con sus esfuerzos frecuentemente enfatizados de construir la paz entre diferentes grupos”.
“Aquí rezo con dolor en mi corazón para que una tragedia como ésta nunca vuelva a ocurrir, para que la humanidad nunca olvide y separa como vencer al mal con bien. Que Dios proteja la memoria del pueblo armenio. La memoria nunca debería ser disminuida u olvidada. La memoria es la fuente de la paz y del futuro,” escribió Francisco en el libro de visitas del Museo del Genocidio de Ereván.
Pero el “problema” es que, como dijo el Papa Francisco en su conferencia de prensa durante el vuelo de regreso de Ereván a Roma, “en la Argentina, cuando hablabas del extermino armenio, siempre usaban la palabra ‘genocidio’. Yo no sabía otra”.
Entonces, si quieren buscar un culpable, échenle la culpa a Buenos Aires y, mientras tanto, piensen seriamente en cambiar el disco. ¿Cuántas veces vamos a escuchar la misma musiquita?

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