3.2.15

Turquía y la negación del genocidio armenio


El genocidio del pueblo armenio fue perpetrado hace ya un siglo por el gobierno de los Jóvenes Turcos en el Imperio Otomano, desde 1915 hasta 1923. Conocido también como el "holocausto armenio", este episodio, uno de los abominables que recuerda la historia del mundo, consistió en la deportación forzosa y el exterminio de un número indeterminado de civiles armenios, calculado aproximadamente entre un millón y medio y dos millones de personas.

A pesar de la documentación largamente probatoria del hecho, Turquía lo sigue negando y se esfuerza vanamente por tratar de distorsionar la historia, como si el genocidio no hubiera existido y como si los turcos no hubieran sido responsables de él, escondiendo y desafiando a la verdad.
Por esta razón, no debe llamar la atención que continúe adoptando medidas para continuar profundizando el mencionado negacionismo. Una de ellas consiste en haber modificado la fecha de una celebración nacional, el aniversario de la batalla de Galípoli contra los aliados, en la Primera Guerra Mundial, para hacerla coincidir, no por casualidad, con el 24 de abril, fecha en la que históricamente los armenios conmemoran el dramático sacrificio a que fue sometido su pueblo. Recordemos nuevamente que en ese genocidio un millón y medio de víctimas perdieron sus vidas de una manera atroz y cruel: o directamente ejecutadas o exterminadas por el hambre u obligadas a marchar hasta el agotamiento, en episodios absolutamente inhumanos que no pueden ni deben ser olvidados.
El cambio de la efeméride turca es realmente lamentable y se agrega a las distorsionadas descripciones históricas contenidas en algunas de las novelas para televisión de origen turco, que incluso se exhiben en este momento en nuestro propio medio.
Estos esfuerzos por desfigurar y hasta banalizar el tema generan un fuerte rechazo. El genocidio armenio no puede disimularse y, mucho menos, borrarse de la historia. Es hora de que así sea debidamente reconocido por las autoridades de Turquía.

"La Nación", 2 de febrero de 2015 (editorial)

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