22.6.14

Debate público acerca de la estatua de Anastás Mikoyan

Carlos Luis Hassassian
 
El debate por la estatua de Anastás Mikoyan, que ahora piensan erigir en Ereván, llegó la semana pasada a una de las audiciones de Radio Ayp de París, donde debatieron el 5 de junio, en vivo y por teléfono, el Dr. Haik Demoyan (director del Museo-Instituto del Genocidio Armenio y miembro del Concejo Deliberante de Ereván), el Prof. Rem Ghazandjian (historiador, investigador del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias) y Nariné Tupikian (directora del Museo Tumanian). La estatua de bronce, que pesa unos 700-800 kilos, ya está terminada y se encontraba en una fundición del barrio de Nor Nork de Ereván. Ahora está retenida en la playa de automotores de la Municipalidad.
El intercambio radial de opiniones en vivo comenzó con el Prof. Ghazandjian, quien se manifestó a favor. Hablando de Mikoyan, dijo que fue una de las figuras armenias más destacadas de la URSS, si analizamos la etapa de postguerra.
Consideremos -argumentó- que cada cuatro años, cuando venía a Armenia para ser elegido como delegado en el Soviet Supremo, era recibido multitudinariamente con alegría y grandes aplausos. El conductor del programa le dijo que incluso si Stalin hubiera ido a Armenia, medio millón de personas lo hubieran recibido y aplaudido, lo que no es suficiente para destacar los merecimientos de una persona y proponer a la Municipalidad la instalación de una estatua en la ciudad.
Ghazandjian y Demoyan se conocen. Este último integra la Comisión de Cultura del Concejo Deliberante capitalino que trata la propuesta. Ambos se tratan como amigos, pero con distintos puntos de vista. Demoyan, concejal por el partido oficialista mayoritario en ese cuerpo, no pudo asistir a la sesión donde se presentó la propuesta de transformar a Anastás Mikoyan en un héroe. Fundamentó su oposición a esta iniciativa en los siguientes puntos: primero, dijo no estar de acuerdo con el simbolismo cívico que reportaría erigir esa estatua; segundo, como historiador que conoce las pruebas acerca de la realidad de la responsabilidad de Mikoyan y tercero, por lo que lo relaciona con su historia familiar, de la que tiene recuerdos muy tristes: muchos de sus familiares desaparecieron en 1937; varios fueron fusilados y otros quedaron huérfanos.
La cuestión es analizar lo que ha hecho este Mikoyan (el genio de los aviones Mig se llamo Artem) como símbolo del poder. En sus manos estuvo el destino de treinta millones de personas. Se han analizado documentos y películas de la época de los años ´30, cuando ninguna vida estaba garantizada. Se debe partir de la importancia de los derechos humanos y de la inviolabilidad de la vida y de la persona. Sólo en Armenia, se han registrado treinta mil muertos a causa de la represión stalinista. También reprimieron a los repatriados en 1949. Los datos documentales que ha encontrado Demoyan al respecto son abrumadores; sólo considerarlos debería obligar a no glorificarlo.
Anastás Mikoyan estaba en el grupo de los bolcheviques que decidieron, por ejemplo, la usurpación de Karabagh y Najicheván por Azerbaiyán. Su firma se encuentra debajo de los diversos documentos relacionados con el tema, en los cuales también se califica de nacionalistas a los armenios -también en relación a los territorios de la Armenia Occidental-. No se trata de interpretaciones, porque existen documentos e informes concretos, bajo los cuales hay firmas.
Mikoyan está directamente relacionado con lo ocurrido después del asesinato por Lavrenti Beria del vanetzí Aghasí Khandjian, cuando este era el Primer Secretario del PC de Armenia en funciones.
Cuando Mikoyan fue a Armenia le envió un telegrama a Stalin, proponiendo fusilar a setecientas personas. La cantidad, a su propuesta, se elevó a dos mil, entre intelectuales y simples ciudadanos. El tercer punto es más crítico desde lo internacional, pues la firma de Mikoyan figura entre quienes dieron la orden de fusilar a los 20000 oficiales polacos en la masacre de Katyn (1940).
Recordemos que las actuales autoridades de la Federación de Rusia reconocieron ese crimen y pidieron perdón a las víctimas. El cuarto punto, tiene relación con la próxima conmemoración del Centenario. Demoyan tiene el documento a su disposición: Mikoyan exhortó a Yagov (*), Primer Secretario del PC de Armenia en 1964, que se abstuviera de intervenir en la organización de las conmemoraciones del Cincuentenario del Genocidio del 24 de Abril de 1965. Sin embargo Yagov se jugó por su nación y en 1967 se pudo inaugurar el emblemático Monumento del Genocidio Armenio en Dzidzernagapert, un orgullo nacional.
La tercera expositora fue la señora Nariné Tufikian, quien afirmó que lamentaba ocuparse de este tema, cuando hay otros mucho más importantes. El gobierno comunista no existe ahora, y tampoco hay indicios de la reinstalación de ese régimen. Los documentos mencionados por Temoyan le resultan suficiente fundamento para oponerse. Afirmó que esta cuestión salió al medio “y sirve para verificar la sensibilidad de nuestro pueblo, para ver en qué medida nos hemos vuelto zombis, y en qué medida tenemos razonamiento; hasta dónde podemos decir mecánicamente sí a tal o cual cuestión. También es lamentable que existan intelectuales que estén de acuerdo con esta propuesta”.
Por más que Mikoyan hubiera logrado éxitos diplomáticos o hazañas; nada vale más que la vida de un ser humano. Es sabido que tuvimos un Genocidio en Armenia Occidental, pero también tuvimos otro genocidio en Armenia Oriental. A causa de ese régimen estalinista: fueron miles los deportados a Siberia en nuevas caravanas de la muerte. ¿Cuántos valiosos futuros ciudadanos fueron sacrificados para salvar el pellejo de Mikoyan?
El conductor del programa preguntó por qué surge este tema, cuando se discute la incorporación de Armenia a la Unión Aduanera. Tufikian le recuerda que durante largos años no se había planteado ninguna cuestión similar. Gracias a Dios nuestro pueblo es bastante inteligente, afirmó, y puede enfrentar estos temas. No se debe instalar la estatua de Mikoyan, porque hoy tenemos una juventud brillante y ciudadanos cuyos antepasados fueron desaparecidos a causa de Stalin y Mikoyan.
Los bisabuelos de la Sra. Nariné también, después de la Segunda Guerra, en lugar de retornar al suelo patrio, fueron deportados a Altai. Tres de los cuatro hijos varones del gran poeta Hovhannés Tumanian (el cuarto murió en Van en 1918), fueron fusilados por el régimen y Mikoyan no hizo nada por ellos. La esposa de Tumanian, Olga, había ido a Moscú para pedir que influya para salvarlos, pero no fue suficiente. Cuando se conmemoró el centenario de Toumanian en Ereván, Mikoyan fue a Armenia pero Olga le impidió que ingrese a su casa.
Este debate público concluyó con la siguiente cuestión: ¿Existe en Armenia un reglamento para erigir estatuas?. Tufikian dijo que existen héroes verdaderos, empezando con los protagonistas de la liberación de Karabagh. La controversia continúa.


"Armenia", 13 de junio de 2014

(*) La referencia es al Primer Secretario del PC de Armenia (1960-1966), Yakob Zarobian (1911-1980) ("Armeniaca") 

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