La posición asumida por Armenia ante la extradición del criminal azerbaiyano condenado por Hungria y su inmediato perdón por el presidente de Azerbaiyán explicita el doble juego de la comunidad internacional en la compleja relación entre los intereses materiales y los deberes morales. Es una postura inevitable tras una derrota diplomática (compárese con el retorno del embajador turco a Ankara tras la inicial aprobación de la ley francesa sobre el genocidio armenio en 2011); queda por analizar cómo se confió en las promesas húngaras frente a las presiones azerbaiyanas. Dicho sea de paso, es de esperar que tales posiciones en el plano internacional frente a semejante ilegalidad tengan su correlato en el frente interno para prevenir que casos de flagrante ilegalidad se repitan en Armenia o queden impunes.
El viernes 31 de agosto, Armenia anunció la suspensión de sus relaciones diplomáticas con Hungría, que acaba de extraditar a Bakú al oficial azerbaiyano Ramil Safarov, sentenciado a cadena perpetua por el asesinato del militar armenio Gurguén Margarián e indultado apenas llegó a su país.
El viernes 31 de agosto, Armenia anunció la suspensión de sus relaciones diplomáticas con Hungría, que acaba de extraditar a Bakú al oficial azerbaiyano Ramil Safarov, sentenciado a cadena perpetua por el asesinato del militar armenio Gurguén Margarián e indultado apenas llegó a su país.
“Proclamo oficialmente que a partir de hoy suspendemos las relaciones diplomáticas y todos los vínculos oficiales con Hungría”, declaró el presidente de Armenia, Serge Sarkissián. Anteriormente, calificó de “grave error” la decisión del Gobierno húngaro, al que acusó de pactar “una componenda” con Azerbaiyán.
Medios húngaros y armenios informaron en la víspera que Bakú planea invertir de dos a tres mil millones de euros en la compra de bonos soberanos de Hungría. La economía húngara
atraviesa una delicada situación, similar a la de muchos otros países de
la Unión
Europea, y esa compra prometida sería una inyección vital para encarar
una reestructura de las finanzas
húngaras.
Ramil Safarov y Gurguén Margarián asistían en Budapest a un curso de inglés organizado en el marco del programa Asociación para la Paz, de la OTAN, en febrero de 2004. Durante el
desarrollo de dicho curso “para la paz”, el militar azerí decapitó con un hacha a
su colega armenio mientras éste dormía. Durante el juicio, la defensa dio
diversos argumentos que iban desde la pérdida de juicio por parte del asesino
hasta la provocación por parte de
la víctima. La
inconsistencia de las pruebas presentadas hizo que, dos años más tarde,
fuera condenado a cadena perpetua sin derecho al indulto durante treinta años. Los
analistas vinculan esta sorpresiva inversión de Azerbaiyán con la extradición lisa y llana, sin anuncios ni
condicionantes, que concedió el gobierno magiar al asesino, quien apenas llegó a
Bakú fue indultado por el presidente azerí Ilham Aliev
Un portavoz de la Asamblea Nacional de Armenia ya comunicó que el líder parlamentario Hovig Abrahamián aplazó indefinidamente la visita que planeaba realizar a Hungría a finales de septiembre por invitación de su colega húngaro Laszlo Kever.
Por su parte, el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor del Ejército de Armenia dieron a las tropas la orden de “incrementar el alerta”.
Manifestantes que portaban pancartas “Exigimos justicia” y “Bochorno para Hungría” realizaron una protesta frente al consulado húngaro en Ereván y lanzaron tomates contra el edificio.
No comments:
Post a Comment