25.4.13

Gonzalo Perera: "El genocidio armenio es la mayor atrocidad de la era moderna"

 Arthur Ghukasian

Gonzalo Perera Ferrer es doctor en Matemática, profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República de Montevideo y periodista independiente con actuación en varios medios de la prensa gráfica y radial del Uruguay.

- Ha dicho, y muchas veces ha repetido su frase: ''Yo también soy armenio''. ¿Tiene raíces armenias? ¿Qué significa para usted el ser armenio?
-Mis raíces familiares son 100% catalanas. Sin embargo, la sensibilización ante la causa armenia, en particular el reclamo ante el genocida Estado turco por su responsabilidad histórica en el genocidio armenio, me hizo entender la armenidad como un espejo de la vivencia humana. Si por conveniencia, comodidad o temor, permaneciera indiferente o silencioso ante un millón y medio de víctimas inocentes, ante los atropellos que aún hoy no cesan, ante el negacionismo, ante la persecucion reglada por el articulo 301 del código penal turco hacia quienes tiene la valentía de asumir los hechos tales como fueron, seria cómplice de la atrocidad, la ignominia, la barbarie, la mentira, la prepotencia.
Soy uruguayo de origen catalán- y siento un inmenso cariño por mi país natal y por la tierra y cultura de mis ancestros- en sentido genético, como podría haber sido italiano, polinesio, lapón, o armenio, por una razón que me es ajena: las causas y azares de la biología, nadie decide dónde y cómo nace. Soy armenio en el sentido espiritual, cuando me doy cuenta que el genocidio armenio es la mayor atrocidad cometida en la era moderna que aún no recibe ni siquiera el debido reconocimiento. En tal sentido soy 100% armenio, y por libre elección. Porque entre el pueblo laborioso y pacífico y su verdugo, entre los hijos y nietos de tanta sangre derramada y los genocidas, entre el que reclama por que se reconozca la verdad y el cobarde que la oculta con violencia, no hay terceras opciones. "Yo soy armenio" decia la multitud al enterrar a Hrant Dink en enero del 2007. Para ese entonces yo escribia en el semanario "Brecha" de Uruguay y a partir de su caso, escribi una nota sobre el negacionismo. No era mi primer contacto con la causa armenia, pero fue una de las primeras expresiones públicas al respecto y desde entonces, cada vez con mayor intensidad veo en la causa armenia el mas evidente símbolo de la lucha entre la luz y la tiniebla, entre los seres humanos de buena voluntad y los que serian capaces de destruír con tal de no verse enfrentados a las sombras de sus horribles culpas.
-Se ha creado en Facebook un grupo con el nombre ''Uruguayos por el reconocimiento del genocidio armenio''. ¿Es vuestra idea? Sabemos que fue Uruguay el primero en reconocer el genocidio del pueblo armenio. ¿Cuál es el objetivo del grupo?
-Un querido amigo de la adolescencia, Armén Garó Sarkisián, con su afecto y cariño (suyo y de su familia) hacia un jovencito que venia de un pequeño pueblo de 20 mil habitantes a estudiar a la capital Montevideo con apenas 16 años (me refiero a mi mismo, 30 años atrás), le puso rostro, historias familiares, y encarnadura a lo que para mí era hasta ese entonces mero conocimiento libresco sobre el genocidio armenio. Desde entonces ya no fue más un episodio de las narraciones históricas; pasó a ser el salvaje y criminal atropello a los antepasados de mi querido amigo Armén. Hoy Armén es un destacado docente universitario y militante de la causa armenia en el Uruguay. Con él y con Germán Garabed Todzjian (el más destacado halterofilista que ha tenido el Uruguay, también conspicuo militante de la causa armenia y querido amigo) pensamos más de una vez qué hacer para, desde el Uruguay- pais singularmente receptivo a la causa, primero en reconocer el genocidio oficialmente- servir de caja de resonancia para otros países.
Así surgió el grupo de Facebook "Uruguayos por el reconocimiento del genocidio armenio", que rápidamente superó los 5 mil adherentes. Lo impulsé mucho al principio, luego Armén, Germán y otros compañeros del grupo asumieron sostenerlo a pleno porque tuve que concentrame en la terminación del libro más arduo que haya escrito. He escrito libros sobre temas científicos, sociales, políticos, pero este es sumamente especial. Por dos veces lo deseché completamente terminado. Estoy terminándolo en el tercer intento, que creo esta vez que si me animaré a publicar. Se llama "Yo también soy armenio", y me ha sido tremendamente difícil escribirlo, porque me siento incursionando sobre un terreno que no exagero si llamo sagrado: el de la rebeldía, paciencia, persistencia y valentía de un pequeño pueblo para enfrentar a un potencia en pos de la verdad, en aras de la justicia. Es sobre la cuestión armenia pero destinado a quienes como yo, en su genética, no tienen armenidad, y donde se mencionan razones, pero sobre todo donde se apela al corazón, y al imprescindible ejercicio de imaginarse- si es que es posible- apenas por un momento en la piel de los nietos sin abuelos, los hijos sin padres, o de las propias víctimas. Y donde se repasan alguna de las muchas cosas en la que TODOS los seres humanos de buena voluntad pueden servir a la causa de la justicia y la humanidad, que es la causa armenia.
-Siempre han sido ejemplares las relaciones uruguayo-armenias. Hace poco también visitó nuestro país Jorge Orrico. ¿Cómo valora usted esta amistad?
-Importantisima. Destaco además, por tener simpatias politicas similares a las de Jorge Orrico y porque además corresponde, que la sensibilidad ante la causa armenia en el Uruguay es tranversal al sistema político. En todo partido político del Uruguay hay adhesión y admiración hacia la causa armenia. Eso hace que la postura uruguaya ante este tema sea realmente una materia de Estado, del país, más allá de las circunstancias electorales. Y eso hace a Uruguay un "trampolin" perfecto para tratar de difundir similar sensibilidad hacia la region en la que está inmerso: Iberoamérica. Basta pensar en la incidencia geopolítica de una pequeña inflexión en la postura del gigante Brasil para darse cuenta lo mucho que se puede (y se debe) hacer desde Uruguay.
-¿Conoce a la comunidad armenia de Uruguay? ¿Qué opinión tiene sobre sus actividades dentro del país?
-Naturalmente la conozco. Es diversa y plural, tanto en sus expresiones institucionales como en sus posturas políticas y culturales. Pero en la medida en que se mantenga la capacidad de converger sobre la causa común eso no es una debilidad, sino una virtud. De hecho mi explicación de por qué en el Uruguay la sensibilidad hacia la causa armenia es tranversal al sistema político es simplemente el que la propia comunidad armenia también lo es, con destacados exponentes en diversas tiendas. Apreciar la diversidad y la capacidad de disenso en los temas internos del Uruguay, con capacidad de unión ante los temas principales de la armenidad, es una sabia virtud de nuestra comunidad armenia.
-Varias veces se ha pronunciado ya la posibilidad de que Uruguay reconozca el estado independiente de la República de Nagorno Karabagh. ¿Cual es su reacción en este caso? ¿Es realmente posible que Uruguay sea primero también en el reconocimiento de Artsaj?
-El actual canciller del Uruguay. Dr. Luis Almagro- a mi juicio un excelente canciller- ha hecho declaraciones muy auspiciosas en ese sentido y de una claridad inusual en las declaraciones diplomáticas de un país pequeño como el Uruguay. Creo viable que Uruguay dé pronto ese paso. No es un acto trivial, pues Uruguay forma parte de varios bloques regionales y en general guarda ciertos equilibrios respecto a sus socios en dichos bloques. Pero como dije antes, las declaraciones del canciller marcan un rumbo inusualmente claro. También es cierto que ha habido alguna señales puntuales menos felices, pero que yo las interpreto como parte de un proceso: un equilibrio que se va desplazando gradualmente. Uruguay por su tamaño y sus vinculos regionales no puede aparecer muy despegado o practicando virajes bruscos respecto a su entorno. Puede (y debe) anunciar sus intenciones, adecuar los ritmos, los plazos, no incurrir en apresuramientos, pero paso a paso y sin pausa, seguir el rumbo que anunció. Soy por ende netamente optimista. Y en ultima instancia si fuera necesario.

-¿Algo que añadir?
-Si, mi inmensa gratitud a la comunidad armenia de todo el mundo. Me enseña, todos los dias, el valor de a memoria, del amor, de la vigencia del recuerdo, de la perseverancia indoblegable, del no rendirse nunca, del empezar siempre de nuevo. de no considerar ninguna derrota ni ninguna victoria como definitiva. Me enseñan que la fraternidad que genera la disyuntiva entre el amor y el odio, entre la luz y las tinieblas, entre los pueblos con memoria y los cobardes genocidas, trasciende la genética, las fronteras y los idiomas. Me enseñan a vivir y no exagero, más de una vez he pensado que si mis amigos armenios a casi 100 años de la fecha marcada para identificar el genocidio, no bajan los brazos jamás... ¿cómo podría yo bajarlos ante un adversidad cualquiera?
Pero quizás lo más universal y evidente que puedo decir es que no conozco ningún pueblo que no sea capaz de luchar un año entero y conmover a algunos, que conozco muchos pueblos capaces de luchar 10 años enteros y concitar el apoyo de un colectivo numeroso, pero conozco solo un pueblo capaz de luchar- en muy desiguales condiciones- sin pausa durante casi cien años - día tras día- y despertar conciencias, conmover hasta lo mas profundo y cocnitar la admiración y adhesión fraternal de muchísima gente a lo largo y ancho de todo el planeta. Me refiero, naturalmente, a todos los hijos de Armenia, estén donde estén, haciendo brillar los tres colores que simbolizan un genuino ejemplo para todos lo pueblos, portando con coraje y generosidad una causa que - no exagero-dilucida el destino de la humanidad entera, entre la barbarie o la fraternidad. Pues si algún dia la tierra entera decide que no vale vivir sobre el olvido de la masacre, entonces, desde ese mismo dia, realmente tendremos un mundo donde bien vale la pena vivir. Espero ese día, porque la comunidad armenia me enseño a esperarlo activamente. Y me transmitió que algún día, toda catastrofe o desgracia, hasta el mayor diluvio incluso, por fin cesa. Y es cuando se abre una nueva oportunidad para la humanidad entera. Ya pasó y volverá a pasar, y será una vez más, en la cima del monte Ararat. Es necesario para apuntalar este proceso generar movilizacion y conciencia en el sistema politico uruguayo y la sociedad en general al respecto; estoy seguro de que es netamente viable.

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